El índice de gobernanza para las regiones de Chile (en la escala de 1 a 10) está presentado en la Figura 5. Como todo ejercicio estadístico, el índice se estima con un cierto grado de incertidumbre, por ello, más que el nivel preciso del índice enfocamos nuestro interés en el ranking relativo en el que se encuentran las regiones, identificando cuatro categorías. En primer lugar, están las regiones con “Buena” gobernanza (para el contexto chileno, pero deficiente comparado a Europa), con un índice superior a 4 y en el que se encuentran las regiones de Ñuble, Los Ríos y Los Lagos. El segundo grupo, “Promedio”, está formado por ocho regiones y con un índice entre 3 y 4, e incluye a Arica, Tarapacá, Antofagasta, Valparaíso, Metropolitana, Maule, Araucanía y Magallanes. El tercer grupo de regiones lo constituyen aquellas con una gobernanza “Deficiente”, con un índice entre 2 y 3, conformado por las regiones de Coquimbo, O’Higgins, Biobío y Aysén. Finalmente, el cuarto grupo, “Crítico”, con un índice de gobernanza inferior a 2, está compuesto exclusivamente por la región de Atacama.
Durante el período de levantamiento de las encuestas, la región de Atacama estaba presente en las noticias nacionales por una huelga de los profesores de la enseñanza pública de la región y de diversos problemas asociados a la gestión de la educación pública por parte del Servicio Local de Educación Pública (SLEP). Debido a esta cobertura, esperábamos una mala percepción de la enseñanza pública en la región, debilitando su índice de gobernanza. Sin embargo, en este documento sugerimos que el problema de gobernanza en la región es más sistémico, y la crisis del SLEP es solo un síntoma de un problema más complejo que solamente la gestión de la educación pública.
Otra región que ha destacado en el último tiempo por su cobertura es la región de la Araucanía, debido a su delicada situación sociopolítica y su persistente violencia rural, junto a la provincia de Arauco en la región de Biobío. La región de la Araucanía, sin embargo, tiene un indicador de gobernanza promedio, lo que sugeriría que la violencia rural no está asociada a una medición de mala gobernanza en esta región; mientras que la región del Biobío, que también sufre el flagelo de la violencia rural, tiene un indicador de la gobernanza “Deficiente”. También llama la atención que las nuevas regiones, como Ñuble y Los Ríos, e incluso Arica (la mejor evaluada del Norte Grande), obtienen mejores indicadores de gobernanza.
Para comprender mejor el ranking de las regiones es útil mirar cómo se desempeñan las regiones en los subíndices que componen el índice de la calidad de la gobernanza regional.
1. Eje calidad de los servicios públicos
En la Figura 6 se muestran los resultados regionales para el subíndice de calidad de los servicios públicos. La figura demuestra que, en esta dimensión, la región de Atacama está muy por debajo de los niveles del resto del país, y es la dimensión que más fuertemente castiga el indicador global de gobernanza de Atacama. Por sobre esta región del Norte Chico, pero también con niveles bajos del subíndice de calidad de los servicios públicos, se encuentran las regiones de Tarapacá y Antofagasta, además de O’Higgins, Biobío y Aysén. Por el otro extremo, en el Sur, se encuentran las regiones con los mejores subíndices de calidad de los servicios públicos: Maule, Ñuble, Araucanía, Los Ríos y Los Lagos.
Los encuestados pusieron nota a los servicios públicos (educación, salud y policías –Carabineros y PDI), en sus dimensiones de calidad, imparcialidad y probidad. El promedio simple de estas notas para cada servicio público, en una escala de 1 a 10, lo llamamos “valorización”, y sus promedios regionales se muestran en el Cuadro 1.
En el cuadro se observa que, sorprendentemente, el problema principal de Atacama no es la educación, que tiene una valorización similar a la región de O’Higgins. En Atacama, la valorización de la salud pública es mucho peor. En casi todas las regiones, con la excepción de Atacama, el servicio mejor evaluado es la educación, seguido por las policías y la salud. La evidencia de la crisis en la educación pública en Atacama se manifiesta en que es la única región del país en donde el servicio público que tiene una mejor valorización son las policías, por sobre educación. La Región Metropolitana es otra región llamativa, ya que es la única donde las policías tienen una valorización inferior a la salud pública.
Los promedios nacionales, en el mismo cuadro, resumen la tendencia de casi todas las regiones: el servicio público mejor evaluado es la educación, luego vienen las policías y, por último, la salud pública. El cuadro también ilustra que Atacama no está sola, y las regiones de O’Higgins y Biobío tienen también una similarmente baja valorización de los servicios públicos.
2. Eje imparcialidad
La imparcialidad en la entrega de los servicios públicos está relacionada con la probidad y el imperio de la Ley. Cuando no existe imparcialidad existen tratos privilegiados para algunos, lo que consecuentemente disminuye la pertinencia y la calidad de los servicios y erosiona la fe pública. El subíndice de imparcialidad, ilustrado en la Figura 7, demuestra que la región con menor puntuación es la región de O’Higgins. En este eje, Atacama está mejor que otras regiones con problemas en la dimensión de imparcialidad, como Coquimbo, Biobío y Aysén. Por otro lado, entre las regiones con mejor nota en el eje de imparcialidad está Valparaíso, que es una región con un índice global de gobernanza de nivel “Promedio”.
3. Eje probidad
La probidad, entendida como el control o reducción de la corrupción, es una dimensión muy importante de la gobernanza. Durante el segundo semestre del año pasado, la corrupción estuvo en el centro de atención de los medios con el llamado “Caso Convenios” y múltiples instancias de corrupción en gobiernos municipales. El “Caso Convenios” explotó en la región de Antofagasta en junio, pero la Fiscalía informó en agosto que se investigaban 11 gobiernos regionales por posibles irregularidades en el financiamiento de fundaciones. Quizás las regiones que recibieron más cobertura relacionada a este caso fueron Antofagasta, Biobío y Los Lagos. De esta manera, entre junio y agosto de 2023, una búsqueda relacionada al llamado “Caso Convenios” arroja un total de 20.654 resultados en la base de datos de noticias de NexNews.
Por otro lado, durante todo el año la prensa cubrió instancias de corrupción en los municipios, como Vitacura, Viña del Mar y Las Condes, entre otros, aunque con menor impacto mediático. Por ejemplo, entre mayo y julio de 2023, una búsqueda en la misma plataforma, a propósito de la corrupción en Vitacura arroja un total de 1.392 resultados. Mientras se levantaba la encuesta que sustenta el Índice de la Calidad de la Gobernanza, en noviembre y diciembre del año pasado se informó que se formalizaría a la exalcaldesa de Maipú, en la instancia más mediática de entre los casos de supuesta corrupción en municipios durante este período. Durante estos meses se encontraron un total de 526 registros relativos al caso de la exalcaldesa en el banco de datos NexNews. En este contexto, hay una gran cobertura mediática por la corrupción y existían algunas regiones donde se esperaban peores indicadores, como es el caso de Antofagasta.
El subíndice de probidad ilustrado en la Figura 8 demuestra que Antofagasta, a pesar del golpe del Caso Convenios, no está entre las regiones con peores indicadores de probidad. En cambio, la región de Biobío, también vinculada al mismo caso, sí aparece entre las regiones con mayores problemas de probidad, superando solo a la región de Atacama. Las otras regiones con bajos indicadores de probidad son Coquimbo, Valparaíso, Araucanía y Aysén. Por el lado positivo destaca la región del Maule, que estando entre las regiones con un índice de gobernanza “promedio”, sobresale entre las regiones con el mejor subíndice de probidad.
Otro aspecto a destacar es que la encuesta pregunta directamente a los entrevistados si han tenido que pagar algún regalo informal, o coima, para recibir atención en los servicios públicos de salud, educación o policías. En la Figura 9 se muestra el promedio de respuestas afirmativas para cada región. Se desaconseja tomar estos porcentajes como un verdadero estimador de las instancias de corrupción en cada región y servicio público, ya que hay un fuerte sesgo de “deseabilidad social”. Está demostrado que en las encuestas se tiende a exagerar las conductas que son socialmente deseables, como proteger la fauna nativa o no pagar coimas. Sin embargo, este sesgo debiese ser homogéneo entre regiones, por lo que llama la atención la notoria variabilidad regional. Las regiones con mayor “corrupción” reconocida en estas preguntas son Valparaíso, Biobío y Coquimbo. Destacan en el otro extremo Maule y Ñuble, con los menores niveles de corrupción reportados en estas preguntas.